GIGANTES EN EL PERÚ

La sociedad de Amantes del País fundada en Lima (1792) por José Baquíjano y Carrillo, y de cuyo secretario fue Hipólito Unanue, publicó en 1791 "El Mercurio Peruano", la primera revista cultural del Perú.
El Mercurio Peruano tuvo un periodo de publicación entre 1791 y 1795, siendo ampliamente difundido por gran parte de Hispanoamérica hasta el siglo XIX. En su espacio se trataban temas de ciencias sociales y letras bajo la influencia de la Ilustración.
Es así que en la publicación de 1792 encontramos un estudio acerca de los gigantes, su supuesto origen y noticia sobre su existencia, y también de asombro por parte de los pobladores.
He citado dos textos de la revista y se ha procurado transcribirlos originalmente.
 

DESCRIPCIÓN DEL GIGANTE QUE ACABA DE SER conducido á esta Ciudad de la de Ica.

 

Los Gigantes y los Enanos son dos naciones antípodas, cuya existencia es todavia un problema para los Fisicos y Naturalistas.

Tan incierta se juzga la desmesurada proceridad que atribuyen algunos viajantes á los Patagones, como la pequeñez de los Quimos habitadores de las Montañas de Madagasca. Recorriendo los paises de la tierra se encuentra que la América meridional es la que ofrece mayor número de testimonios a favor de los primeros. Las historias que nos han conservado sus antiguas tradiciones refieren que en los tiempos primitivos desembarcó por la punta de Santa Elena cierta raza de hombres que de la rodilla abaxo tenían tanta longitud quanta tiene en todo su cuerpo el [ ] hombre de mas alta estatura. Los sepulcros descubiertos en las propias costas, y los de las Provincias de Chichas y Tarija parece que acreditan aquellas narraciones. En el Gabinete de Historia natural que vamos formando, tenemos una muela de una Momia descubierta en Tarija que pesa libra y media (I): por consiguiente, la Momia de que se arrancó debia ser de mucha mayor corporatura que el esqueleto desenterrado por Habicot, quien asegura tenia 5 pies de alto (2). Quizá los mencionados Patagones cuya estatura se regula de 9 á 13 pies, son reliquias de aquellos formidables Gigantes que desembarcando en la punta de Santa Elene se irían propagando hasta las tierras Magallánicas.

Por estas razones parecía oportuno que habitando nosotros esta parte del globo poblada en otros siglos de Gigantes exercitásemos nuestra pluma en la resolución del problema sobre su existencia. Pero como la materia que han ilustrado los Jaucourt, Hans-Sloane, Bufon, Haller, Torrubia, Daubenton [ ] no puede tratarse sin un crecido número de nuevos monumentos sobre que puedan adelantarse las reflexiones y las conjeturas que necesitan algún tiempo de incubación, por no defraudar al Público del placer de lo maravilloso, le adelantamos al núm. 135, la noticia de Pedro Cano: y por la misma razón vamos á describirle en el presente á Basilio Huaylas de enorme corporatura, que acaba de ser conducido á esta Ciudad para servir de espectáculo á sus moradores el martes 1° de Mayo en la Plaza de Acho.

Basilio Huaylas Indio natural de la Provincia de Castro-Virreyna de 24 años de edad, es casi de la propia estatura que el Gigante Pedro Cano. Tiene de largo 7 pies castellanos, 2 pulgadas y algunas lineas. La distribución de sus miembros no está proporcionada. De la cintura para arriba son monstruosos. Tiene cerca de una tercia de cara, cinco sesmas en el ancho de la espalda, y tan largos los brazos, que estando de pie derecho las puntas de los dedos de las manos tocan á las rodillas. De la cintura para abaxo se halla un poco desmedrado. La pierna derecha tiene una pulgada ménos de longitud que la izquierda. Cuenta que en su niñez sufrió un golpe en la primera, y que de allí le proviene este defecto. En los Gigantes por lo comun los huesos de las piernas no engruesan á proporcion: asi pudiendo sostener la grave mole de la caxa del cuerpo se encorvan y debilitan (3). Por esto el Gigante Macgrat, segun testifica Alberto Haller era estevado y floxo, y el nuestro no tiene cara de ser valiente. No obstante lo delgado de sus piernas, sus pies pueden apostar con los de Pedro Cano. El peso total de su cuerpo es [14] arrobas.

Una de las causas porque se duda de la existencia de naciones agigantadas, es porque no bastarían los vegetables á mantenerlas. Para cada individuo una manzana seria una guinda, y un melon una manzana: asi necesitaban tener las rentas de Emperador Maximino, cuya comida ordinaria era de 40 libras de carne, y 36 azumbres de vino; ó que el resto de los moradores de la tierra se ocupase en echar guindas á la tarasca, como lo hacían los paisanos de un cierto gloton nombrado Albin, que comia sin descansar cien melocotones, diez melones, quinientos higos, y doce docenas y media de ostras.

Huaylas no es de esta clase. Come regularmente, y ménos que la mayor parte de la infinidad de los golosos que habitan esta Capital. Es cierto que es Indio, y que esta es la gente mas parca de Universo quando se mantiene á su costa. No sabemos lo que será, si se acostumbra á executarlo á la agena; porque entonces el Indio mas pigmeo suele comer como un Gigante.

Hasta ahora no se ha determinado á que grado de altura debe aplicarse este nombre: pero como por lo común los Naturalistas reputan los hombres de grande estatura los que tienen cinco pies y algunas pulgadas; bien podrá Basilio Huaylas aumentar el número de los Gigantes sin que sea necesario tenga la estatura de Tiphon hijo de Juno, que tocaba con la cabeza en el Cielo, con la una mano en el Oriente y con la otra en el Occidente, y de fuerzas tan desmedidas que para oprimirlo fue necesario le echasen encima todos los promontorios de Sicilia como lo cantó Ovidio.

 

Se esfuerza muchas veces y se anima

por levantarse; mas su diestra mano

todo el Peloro Ausonio tiene encima.

Tú, ¡ó Pachyno! En su izquierda estas ufano,

en sus rodillas Lilybea cima,

y en su cabeza el Etna de Vulcano.

                                                                       [ ]

_____________________________________

 

(I) Un Ansiano respetable y verídico, que fué dueño de la enunciada muela, aseguraba que el cadáver de quien se arrancó habia sido conducido de Tarija al Cuzco á [ ] de mucho dinero y solicitud del célebre Don Joseph Pardo de Figueroa Marques de Valle-umbroso, y que este lo remitió á Madrid; pero que en la navegación fue hecho presa de los Ingleses quienes lo llevaron a Londres. Si el Mercurio llegase por allá, podrán estos Señores hacer cotejo, y ver si es cierto que al Gigante pillado le falta la muela referida, dignándose avisárnoslo por medio de las Transaciones Filosóficas. El M. R. P. Francisco Gonzalez Laguna poseía otra muela semejante, traida de la misma Provincia, que pesaba cinco libras y adarmes aun faltándole algunos retazos de los raigones. Dirigióla al Gabinete de Madrid.

Como los lugares de la América meridional en que se encuentran todos estos despojos son tierras llanas, y no hay noticias de haberse descubierto en las Sierras elevadas y quiebras del Perú, parece que ellos confirman la opinión de Alberto Haller de ser mas corpulentos los que lo habitan los llanos que los que pueblan los montes. Pero se dirá que estos no son despojos de racionales, sino de irracionales, no terrestres (porque no hay memoria de que los hubiese corpulentos antes de la Conquista hecha por los Españoles) sino marinos, restos del Diluvio universal. Abrazamos desde luego esta opinión, pero preguntamos: ¿porque no se encuentran en las profundas quebradas de la Sierra en que era mas natural se empozasen y pereciesen al retirarse las aguas?

(2) Riolano y Daubenton impugnan á Habicot, fundándose por la mayor parte en la desproporción que se deduce de su historia tenian los miembros del Gigante. Por exemplo, asegurando tenia 25 pies de alto, le da diez de ancho á las espaldas. Desproporcion inaudita. Un Esqueleto humano de cinco pies de alto, no tiene mas de 13 pulgadas de latitud; por consiguiente un Esqueleto de 25 pies no debiera tener mas de 5 pies y 3 pulgadas por las espaldas; y una latitud de 10 pies supondría un Gigante de 50 de altura. Mo pretendemos justificar la relacion de Habicot; pero nos parece que el argumento que se le opone es de ninguna fuerza. En los Gigantes, así como en los Enanos, no se ha de buscar aquella sabia y hermosa simetría que sigue la naturaleza en el resto de los hombres. Son aquellos unas variedades, ó unas producciones monstruosas que se apartan por lo común del orden regular: y asi como no seria racional negar la existencia de los bicipeles porque todos los hombres tienen una sola cabeza, tampoco la de los grandes Gigantes, porque no guarda proporción en sus miembros, Si se hubiese de seguir el método de impugnar de Daubeuton se diría también ser falsa la relacion que nosotros hacemos de Basilio Huaylas; pues dándoles cerca de tres pies de latitud á sus espaldas, no debian corresponderle 7 pies de alto, sino mas de doce. Y si las medidas se hubiesen de deducir de sus manos y dedos, apénas  se le podría dar de cinco á cinco y medio de altura; pues ni la palama de la mano corresponda á lo largo de sus brazos, ni ménos los dedos que aunque gruesos son bien cortos.

(3) Según el cálculo de Muschenbroeck era preciso que el grueso de los huesos de un Gigante estuviese en razón dupla del exceso que tuviesen en longitud para conservar el mismo grado de fuerza. Véase la introducción á la historia natural de Hombre por Mr. Daubenton, Enciclop. Tom. 1.

El Mercurio Peruano, 29 de abril 1792. Tomo IV. Núm. 138. Folio 293-297.

 

El siguiente texto pertenece a una noticia sobre el mismo tema y cómo se hizo de conocimiento la existencia de otro gigante.

 

EL MERCURIO PERUANO Tomo IV, 1792


Transcripción:

ESTATURA PRODIGIOSA

 

En Carta de Santa Fe de Bogotá, su fecha 17 de Febrero pp.° llegada en el Correo de ántes de ayer se nos comunica la noticia siguiente. El Excmo. Señor Virrey de este Reyno remite á S.M. un mozo Socarreño llamado Pedro Cano, de 21 años de edad, que hasta los 15 fue creciendo regularmente, y desde esa época ha echado un cuerpo gigantesco de siete pies, cinco pulgadas, tres y media líneas Españolas; todavia no se ha calzado por falta de medias, que es menester hacerlas al propósito; pero se le han hecho ya los zapatos que tienen cerca de media vara.

Publicamos con gusto esta noticia, como que podrá servir de preliminar á la Disertación que pensamos dar sobre la proceridad de los Americanos.

 

El Mercurio Peruano, 19 de abril 1792. Tomo IV. Núm. 135. Folio. 274.

 

 

Como se habrá podido notar en los textos anteriores, el conocimiento y la noticia de estos hombres de estatura sobrenatural pueden ser deformaciones congénitas o simples mitos. Empero, el imaginario popular ha hecho de estos seres una incógnita: de sí existieron o no gigantes en el mundo, y si fue así dónde están los vestigios. Quizá hubo de sorprenderle a los hombres comunes y de estatura normal, la presencia de algunos de estos gigantes que para esa época eran muy exóticos.

Afortunadamente quedó un vestigio: El gigante de Chumbivilcas, fotografiado por Martín Chambi en 1917. 

Este gigante medía 2.10 metros de estatura. Fue conocido por muchos años como el “Gigante de Paruro”. En Chumbivilcas (Cusco), la población aseguraba que este gigante había nacido allí y no en Paruro (Puno). Finalmente, en el 2009 gracias a una investigación del fotógrafo Herman Schwarz que revisó el periódico La Crónica pudo hallar la identidad misteriosa de este gran hombre.

“Juan de la Cruz Sihuana, gigante de Llusco, provincia de Chumbivilcas. Mide 2 metros 10 centímetros de estatura, pesa 290 libras y tiene más de cincuenta años”.

"Se llamaba Juan De La Cruz Sihuana y nació alrededor de 1875 en Llusco, Provincia de Chumbivilcas, Departamento de Cusco. Estatura 2.10 m y peso de 300 lb. Fotografiado en 1925 por Martín Chambi, aparece en el diario Variedades el 04 de octubre de 1925"

Hasta hoy en día Llusco se siente orgulloso por haber sido el lugar de nacimiento de tan extraordinario hombre, inmortalizado por la lente de Martín Chambi.

 


Martín Chambi y El gigante de Chumbivilcas.

Referencias bibliográficas:

El Gigante (de Huancané). El Comercio, febrero 4, 1893.

El Mercurio Peruano, 19 de abril 1792. Tomo IV. Núm. 135. Folio. 274.

El Mercurio Peruano, 29 de abril 1792. Tomo IV. Núm. 138. Folio 293-297.

LAUER, Mirko. “Fotos históricas”. La República, octubre 14, 2009

MONTOYA, Víctor. "El Gigante de Paruro". 

http://www.margencero.com/montoya/articulo_paruro.htm

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