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"FERNANDO" LA MEJOR CANCIÓN DE ABBA

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  En 1976, la canción Mamma Mia de ABBA acabó con el reinado de nueve semanas de Bohemian Rhapsody de Queen al tope de la tabla de singles británicos. Lejos de ser la canción que, casualmente, también contenía en su título el mismo nombre del estribillo operístico que cantaba Mercury (Oh mama mia, mama mia, mama mia, let me go) se debe constatar que esta no es la mejor canción de Abba. A pesar de que, popularmente, por la tendencia Disco batieron record de LP y discos vendidos por canciones como Dancing Queen, Voulez-Vous o Gimme! Gimme! Gimme!, dista mucho si comparamos la letra de estas canciones con la de “Fernando”. La versión original fue lanzada en el álbum en solitario de Anni-Frid Lyngstad (integrante del grupo) de 1975, un año antes de la gran hazaña que realizaría el grupo sueco. Debido al éxito alcanzado en Suecia, Björn Ulvaeus, la traduciría al inglés para que la cantará ABBA, ahora como grupo. Finalmente, la canción fue grabada el 5 de septiembre de 1975. Y fue ti...

HAY QUE APRENDER A DESPENSAR

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Encuentro entre Martin Heidegger y Ortega y Gasset Quisiera referir brevemente dos recuerdos de Ortega y Gasset. Siguen en mi memoria como dignos de recordación. El primer recuerdo se remonta al mes de agosto de 1951. Nos encontramos en la ciudad alemana de Darmstadt, donde en bien ceñido marco se celebran anualmente conferencias sobre un tema determinado. Aquel año versaban sobre el tema “El hombre y el espacio”. Entre los hombres de ciencia y arquitectos que habían sido requeridos a hablar, nos contábamos Ortega y yo.   Después de mi conferencia, que llevaba el título “Edificar, habitar pensar”, un orador empezó a disparar violentos ataques contra lo que yo había dicho y afirmó que mi conferencia no había resuelto las cuestiones esenciales, que más bien las había “despensado”, es decir, disuelto en nada por medio del pensamiento. En este momento pidió la palabra Ortega y Gasset, cogió el micrófono del orador que tenía a su lado y dijo al público lo siguiente: “El buen Dios ne...

¿Escribió Shakespeare las obras de Shakespeare?

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  30 de mayo de 1593. Una posada en Deptford, junto al Támesis, a dieciséis millas de Londres. Cuatro hombres comparten una cena. La cerveza ha sido abundante. Sin embargo, hay pocas risas. Los hombres hablan en voz baja. De pronto uno se levanta alterado. —Prometiste que pagaríais vosotros. —Siéntate, Marlowe, por Dios —le responde Ingram, uno de sus compañeros, cogiéndole del brazo, pero Marlowe está fuera de sí. Ya entró nervioso en la taberna y a cada cerveza se había puesto más irascible aún. —¡Malditos miserables! ¡Malditos mentirosos! —les espeta Marlowe con agresividad. Robert y Nicholas cogen entonces a Marlowe por los brazos, mientras que Eleanor Bull, la viuda dueña del alojamiento, desciende a toda prisa desde el piso superior. Marlowe se zafa del abrazo de sus compañeros y esgrime una daga ante el perplejo rostro de su amigo Ingram. —¡Sois todos unos traidores y pagaréis por ello como pagaréis esta maldita cuenta! —insiste un Marlowe fuera de sí. Ninguno pa...

PRIMERA NOCHE: HISTORIA DEL MERCADER Y EL EFRIT

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Schehrazada dijo: He llegado a saber, ¡oh rey afortunado!, que hubo un mercader entre los mercaderes, dueño de numerosas riquezas y de negocios comerciales en todos los países. Un día montó a caballo y salió para ciertas comarcas a las cuales le llamaban sus negocios. Como el calor era sofocante, se sentó debajo de un árbol, y echando mano al saco de provisiones, sacó unos dátiles, y cuando los hubo comido tiró a lo lejos los huesos. Pero de pronto se le apareció un efrit de enorme estatura que, blandiendo una espada, llegó hasta el mercader y le dijo: "Levántate, para que yo te mate como has matado a mi hijo". El mercader repuso: "¿Pero cómo he matado yo a tu hijo?" Y contestó el efrit: "Al arrojar los huesos, dieron en el pecho a mi hijo y lo mataron". Entonces dijo el mercader: "Considera ¡oh gran efrit! que no puedo mentir, siendo, como soy, un creyente. Tengo muchas riquezas, tengo hijos y esposa, y además guardo en mi casa depósitos que me con...

POSDATAS – JOSÉ MARÍA ARGUEDAS

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  Epílogo Santiago de Chile, 29 de agosto de 1969 (Corregido y reafirmado a mi vuelta, en Lima, el 5 de noviembre) Señor don Gonzalo Losada Buenos Aires Querido don Gonzalo:   Uno de estos días me voy definitivamente a Lima. Esta carta se la entregarán junto con el “¿Último Diario?” de los “Zorros”, documento que acaso pueda, como pretende, aliviar la novela de su verdadero, aunque parcial truncamiento. Tendencias y personajes ya definidos —el proyecto era amarrar y atizar en la Segunda Parte— y símbolos apenas esbozados que empezaban a mostrar su entraña han quedado detenidos. Así los capítulos de la Primera Parte y los episodios de la Segunda, llegan, creo, a formar una novela algo inconexa que contiene el germen de otra más vasta. Veo ahora que los Diarios fueron impulsados por la progresión de la muerte. ¿Se acuerda usted que le escribí —me parece que fue en junio— anunciándole que en dos o tres meses más concluiría el primer borrador de los Hervores que ...